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LAS MUJERES DE LA ESCUELA DE CAJAL

Beatriz: Vecinas llamativas, mi primer psicoanálisis y algo de pintura

Una vez nos repartimos las mujeres sobre las que íbamos a basar nuestro trabajo, me vi ante cinco personas de similar interés: Manuela Serra, María Luisa Herreros y las ilustradoras Conchita del Valle, María García Amador y E. RNA. Al leer por encima sus biografías, me encontré particularmente atraída hacia estas, con las que me sentía identificada en lo que a aficiones respecta. Recuerdo que al principio comencé a recoger tantos datos destacables sobre ellas como pude, pues todas parecían haber vivido situaciones de lo más fascinantes. Busqué artículos con rigor científico que me parecieron relevantes, y durante unas semanas me dediqué a sumergirme en el mundo de la ciencia para las mujeres de la época. Justo cuando quedaban a penas dos semanas para que tuviésemos que presentar nuestro proyecto, Hypatia y yo empezamos a dar las primeras pinceladas de lo que sería éste.

Inicié mi escritura centrándome en Manuela Serra, procurando poner en orden la maraña de información que poseía. En seguida me sentí fascinada ante la capacidad que había tenido la joven preparadora de laboratorio para hacerse con un puesto como discípula, incluso si carecía de una carrera universitaria. Cotejando los datos de los que disponía, elaboré la bibliografía de la investigadora para después ponerme con la de María Luisa Herreros. Con ésta última he de decir que sentí un afín especial, pues su vocación por el psicoanálisis me resultó muy cercana. De igual forma intenté sintetizar al máximo mi indagación, ya que no quería que mi particular atracción por el tema acabase resultando demasiado fatigosa. Por último, di forma a la corta información personal de las artistas y su labor, por la cual me sentí igualmente cautivada.

A este punto, nuestro artículo ya parecía adoptar una forma más parecida a la final. Las siguientes etapas que seguí a la hora de completar el contenido fueron elaborar la línea de tiempo (que posteriormente ilustraría mi compañera), montar el juego interactivo, grabar el podcast y ayudar en el proceso de formación del cómic ilustrativo en la página de Pixton. Ver cómo la idea fue evolucionando resultó de lo más satisfactorio, y siento necesario mencionar el gran trabajo que hizo mi compañera a la hora de hacer la disposición de la información en la página de Argos.

Además de esto, indagué en páginas web y artículos, procurando encontrar las imágenes más apropiadas, y me centré en intentar citar la extensa bibliografía de la que disponía en la página de BibMe. Ya en los últimos días perfilamos y delimitamos la forma general del artículo. Escribí la conclusión reuniendo las opiniones y recapitulaciones que ambas habíamos considerado, coincidiendo así en la injusticia de que descubrimientos de mujeres tan admirables como estas hubiesen caído en el olvido. “Es nuestra obligación darles voz a estas personas que ya no podrán enseñar sus hallazgos e invenciones al mundo” nos dijimos. Al final, la confección de este artículo ha resultado una experiencia realmente agradable y positiva de la cual me siento enormemente orgullosa.

Beatriz Montes Pérez

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