Como todas las culturas de la historia tienden a apreciar unas rocas más que otras, como la nuestra, la occidental aprecia más el oro y el diamante, que la pizarra por ejemplo; la cultura maya no iba a ser una excepción, pues ellos apreciaban como piedra preciosa e inigualable a la obsidiana, dadas sus características.

La obsidiana es una roca de origen volcánico, con un negro intenso y brillante característico, y que además resulta fácil de tallar y esculpir, y por si fuera poco, esta roca tiene reflejos, dependiendo de las condiciones en las que estuviera la lava en su momento de formación, son doradas, plateadas o cobrizas. Otra cosa curiosa, es que, la que más valor tenía era a dorada, al igual que nosotros.

Con ella no solo tallaban a sus dioses, si no que la usaban como herramientas, ya sea de cuchillo, o cualquier objeto punzante, y de recipente, incluso la usaban de adorno y mediante unos rituales las purificaban con el agua del rocío, para que esta les diese suerte a todos los habitantes de la casa, o de poblado, dependiendo de si sea colgante, puslsera, o escultura.

En resumen, que un maya encontrase obsidiana era lo mejor que le podía pasar a un ciudadano maya, ya que si la trataba bien sería el más apreciado y rico de su poblado.