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El 14 de abril entraba en erupción el volcán Eyjafjallajokull, de Islandia. Como consecuencia se elevó una nube de gas y ceniza que ha causado un tremendo caos aeroportuario obligando a cerrar el espacio europeo casi en su totalidad y cancelar miles de vuelos. Islandia se encuentra enclavada en una dorsal, un lugar de la Tierra que los geólogos interpretan como la zona en la que se produce la litosfera oceánica. La salida de magma en esas zonas no es habitualmente violenta: se habla de erupción fisural, pues el magma va saliendo a lo largo de grietas que se abren en el terreno y haciendo crecer el océano, Por eso, al oeste de Islandia se encuentra la placa norteamericana y, al este, la euroasiática. Esta erupción nos ha recordado el delicado equilibrio en el que se mantiene la naturaleza y nuestra dependencia absoluta de ella. Una lección de humildad que debiera hacernos reflexionar y adoptar una posición de mayor respeto hacia nuestro planeta, al que tendemos a creer que se halla bajo el dominio absoluto del ser humano.Leer la noticia

Volcán Eyjafjallajokull