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En compañía de lobos

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Los argonautas pudieron por fin cumplir un sueño: entrevistar a Carlos Sanz, el biólogo que lleva toda su vida trabajando con y por los lobos, y conocer de primera mano aspectos únicos de la biología de este maltratado "abuelo de nuestros perros".

Desde hace unos años existe una amistad entre "Argos" y Carlos Sanz de la que nos enorgullecemos. No en balde, una sección permanente de nuestra revista es "El rincón del lobo" , en el que periódicamente vamos incluyendo las aportaciones de este biólogo a la conservación de esta especie.

Carlos Sanz nos explicó muchas cosas sobre la biología del loboEn el mes de junio pudimos hablar con él y, además de comprobar sus inmensos conocimientos sobre la biología y etología del lobo, pudimos experimentar por unas horas la sensación única de convivir con el lobo, un animal al que años de persecución han convertido en un estereotipo de la maldad. Sin embargo, lejos de sentir el miedo pudimos comprobar que el lobo puede convivir con el ser humano, que aprende a respetarlo y admitirlo entre los suyos. El problema surge cuando el territorio natural de este impresionante animal se ve restringido por el crecimiento desmedido de la acción urbanística y viaria del ser humano. Es entonces cuando, privado de un espacio que le pertenece, el lobo se ve obligado a invadir los terrenos del ser humano y comienzan los conflictos.

Nuestros reporteros aprendieron a comunicarse con ellos, a leer sus mensajes de saludo y los códigos que indican el estado de ánimo del lobo: la cola entre las patas, que indica una falta de confianza, en los momentos iniciales del encuentro con ellos; el marcado del territorio, las peleas rituales para establecer la jerarquía... y, como no, llegamos a comunicarnos con ellos en la forma en que un lobo sabe hacerlo: aullando.

 

 

En próximos artículos iremos desvelando detalles de esa entrevista y compartiendo con todos la experiencia de Carlos Sanz y la importancia que tiene que en nuestro mundo quepan también otras especies en un estado natural, no domesticado. De lo contrario, una especie cuya principal característica es la comunicabilidad, la sociabilidad, dejará para siempre de formar parte de nuestro entorno y, seguro, nos sentiremos aún más solos en el planeta.