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El té, un saludable mundo de sabores y colores

Té verde, té negro, té rojo... Con leche, con limón,... Un producto tan cercano y, a la vez, tan desconocido, hace su presencia en Argos, para invitarnos a descubrirlo... ¿acompañado de unas pastas?

El té lo descubrieron los chinos hacia el año 2737. Según la leyenda, el emperador Shen Nung se encontraba bajo un árbol de esta planta cuando una hoja cayó en la infusión que tenía que tomar. El efecto beneficioso que sintió hizo popular la bebida.

La planta del té es un arbusto, que puede superar los 10 metros de altura, procedente de Oriente que ha sido denominado por los botánicos como Camelia sinensis: un árbol perenne, de hoja oblonga, floras blancas y fruto encapsulado con tres semillas de color negruzco. 

Los diferentes tipos de té dependen del tratamiento a que se someta la planta:

Los cuatro tipos principales de té se distinguen según su procesamiento. Camellia sinensis es un arbusto, cuyas hojas, si no son secadas apenas se recolectan, comienzan a oxidarse. Para prevenir este proceso de oxidación se calientan las hojas con el objetivo de quitar su humedad.

  • Té blanco, se forma a partir de las hojas jóvenes, cuyos brotes han sido protegidos del sol para que no desarrollen clorofila.
  • El té verde se obtiene tras el secado de las hojas frescas. Su abor es más suave y no suele servirse con leche ni azúcar.
  • Té negro, que se obtiene tras una oxidación del té, su secado posterior y su condimentación.
  • El té rojo es un subtipo del té negro que conlleva un reposo de décadas para formarse.

 El té, especialmente, el verde, tiene efectos beneficiosos para la salud dado su alto contenido en antioxidantes. Sin embargo, la costumbre de añadirle leche para contrarrestar este efecto al disminuir la absorción de las catequinas, estas sustancias que tienen valor antioxidante.

Rocío Amores